Los artistas profesionales del espectáculo se muestran indignados ante la aprobación en segunda lectura del proyecto de ley «Creación» presentado por el gobierno francés. Este proyecto contempla la posibilidad de que cualquier empresa de espectáculos, ya esté subvencionada o no, pueda recurrir a artistas no remunerados.
Escudándose tras la promoción de las prácticas para aficionados, el gobierno francés está consignando la negación del oficio de artista intérprete, ya que con esta ley da a entender que no hay por qué remunerar el trabajo de un músico o un actor.
Esto constituye una regresión histórica en un país que es conocido por tratar dignamente a los artistas. También supone un grave retroceso con relación al artículo 3 de la Recomendación relativa a la condición del artista, aprobada en 1980 unánimemente por los Estados Miembros de la UNESCO (Francia, entre ellos), donde se estipula que «Los Estados Miembros […] deberían hacer lo necesario para estimular la creatividad artística y la manifestación de talentos, en particular adoptando medidas encaminadas a asegurar la libertad al artista, que de otro modo no podría cumplir su misión fundamental, y a fortalecer su condición mediante el reconocimiento de su derecho a gozar del fruto de su trabajo». Si la remuneración de los artistas adquiere un carácter facultativo, esto equivaldría, ni más ni menos, a la denegación de este derecho.
Esto constituye una regresión histórica en un país que es conocido por tratar dignamente a los artistas
La FIM denuncia esta inquietante pérdida de rumbo del gobierno y el parlamento galos y exhorta a ambos a que encarrilen el proceso tras los debates sobre el proyecto de ley. La promoción de las prácticas para aficionados, un propósito tan beneficioso como legítimo, no debería ser óbice para que se siga respetando la profesión de artista intérprete y los derechos que conlleva.