La rapidez con la que se ha extendido la pandemia del COVID-19 por el mundo ha llevado a numerosos gobiernos a imponer una serie de restricciones excepcionales a la población para frenar su propagación.
Las primeras medidas iban dirigidas a limitar las concentraciones de personas, en especial, durante conciertos, representaciones y otros eventos culturales. Poco después, cerraron los lugares destinados al público. Estas medidas hicieron que los recursos del sector de las artes y el espectáculo se desplomasen de inmediato.
Al verse azotado desde los albores de esta crisis histórica, en la actualidad, el conjunto del sector se encuentra paralizado.
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